viernes, 21 de enero de 2011

Leyes gitanas

Esta es la última entrada que se va hacer , sobre el tema de los gitanos en España.
la bibliografía utilizada , para estas 4 entradas es la siguientes:
http://www.unionromani.org/histo.htm
 u-romani@pangea.org
http://www.forocomunista.com/t2837-la-represion-del-pueblo-gitano-en-espana
Leyes gitanas 
Como decíamos anteriormente, el Pueblo Gitano, se ha dotado de una serie de normas propias que regulan nuestra convivencia y que son la base de nuestra identidad colectiva y la garantía de permanencia como pueblo. 
Esas normas constituyen un verdadero "cuerpo legislativo" no escrito jamás, pero no por ello menos completo y útil. Son un conjunto de normas que gozan del respaldo y la aceptación absoluta del conjunto de la población gitana, cuyo espíritu ha sido y es hacer posible la convivencia pacífica entre los miembros de la comunidad, regulando los aspectos fundamentales de la vida social y económica de sus miembros, siempre que esas relaciones sociales o económicas afecten a otros gitanos. 
Al dotarnos de esas reglas no hemos actuado de forma distinta a como lo hacen otros Estados. Estos son comunidades humanas más o menos numerosas que dentro de un territorio determinado se rigen por un conjunto de normas y leyes que son de obligado cumplimiento. Su fundamento es una determinada concepción del bien y del mal, que responde a los tiempos y a las culturas y por consiguiente varía con estos. Lo que para los occidentales es lógico e indiscutible, para los orientales es absurdo o negativo y viceversa. Pero lo común es la obligación de los miembros de la comunidad de respetar y cumplir las leyes. El acatamiento de estas tiene su última garantía en la violencia que el Estado puede ejercer contra el individuo; violencia que será siempre más o menos proporcional a la gravedad de la infracción cometida contra esas leyes. 
Para ello, el Estado crea la legislación, los jueces que son los encargados de interpretarla y la policía como última garantía de que las normas serán aplicadas. 
La comunidad gitana, al dotarse de unas normas propias que regulen la convivencia de sus miembros entre si, está actuando como un pueblo consciente de que esas normas son necesarias para mantener su carácter de tal. Sin embargo, lo peculiar y diferenciado, es que ese pueblo no está constituído como Estado y por lo tanto carece de los medios coercitivos que este tiene para obligar al cumplimiento de las reglas. 
Efectivamente, carece de esos medios, pero cuenta con uno que se ha demostrado como mucho más eficaz y que no es otro que el consenso de la comunidad con relación a esas normas; la conformidad del conjunto de lo individuos con las "Leyes Gitanas". Hasta tal punto esas normas gozan del respaldo y la aceptación, que la misma presión social de la comunidad sobre el que no las cumple es la mejor garantía. 
Uno es gitano en la medida que acepta y cumple las leyes gitanas, porque esas leyes han probado ser buenas y positivas para el conjunto del pueblo. Son leyes que nos han permitido vivir en medio de una sociedad hostil, manteniendo nuestra cohesión de grupo. 
Todo lo que significa desprestigio y daño para nuestro pueblo está fuera de las leyes gitanas, y los que lo provoquen se excluyen automaticamente. 
Porque el Pueblo Gitano es un pueblo desprestigiado, difamado y calumniado por la sociedad mayoritaria hasta extremos increibles, nuestras "leyes" también sufren esa difamación. Estas son presentadas como costumbres bárbaras, violentas y vengativas. Sin embargo, eso no sólo es mentira, sino que la verdad es justamente la contraria. 
Las "leyes" gitanas tienen su razón de ser en hacer posible la solución de los conflictos lógicos en cualquier grupo por la vía pacífica. Cuando se produce la violencia entre gitanos es cuando o bien la "ley gitana" no ha intervenido o bien cuando lo ha hecho es incapaz de imponerse. La violencia no es patrimonio de los gitanos, como tampoco lo es de ningún grupo específico, si no que es patrimonio de la especie humana. Por tanto, cuando se producen enfrentamientos entre gitanos, no es como consecuencia de las normas, sino como consecuencia del fracaso de éstas en un conflicto concreto.

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